Las sombras del amor prohibido
El Callejón del Duende debe su nombre, según la voz popular, a una relación amorosa que mantuvo un capitán francés con una gaditana
Piratas
Este es un blog hecho para todas aquellas personas interesadas en saber los orígenes curiosidades anecdotas gastronomía etc de este rincón tan bonito de Andalucía llamado "CADIZ"
De Gadir a Cádiz, pasando por Gades. Así se resume la historia que cuenta la Casa del Obispo, que espera dar alguna que otra sorpresa dentro de poco tiempo como, por ejemplo, la exhibición del anillo fenicio, uno de los hallazgos más sorprendentes de este yacimiento. Esta joya, y otros elementos encontrados, serán expuestos a través de réplicas en un plazo de dos o tres meses. Hasta entonces, los visitantes pueden deleitarse con los restos mencionados, de gran interés y valor por sí mismos.
El yacimiento arqueológico Casa del Obispo nos ofrece la posibilidad de conocer gran parte de la historia de Cádiz a través de sus restos. Un apasionante paseo por 1500 m cuadrados a través del tiempo escondido en las “entrañas”del antiguo palacio episcopal, donde el visitante comprobará, de forma directa a través del suelos de cristal y con reconstrucciones digitales, la evolución de la Ciudad desde el siglo V111 a. C. Hasta el siglo XV111.
Lugar de culto de diferentes civilizaciones; conjunto funerario fenicio, durante época romana fue un complejo relacionado con los cultos a los dioses Apolo, Esculapio e Higia, con la llegada del Islam se utilizaba para convocar a los ciudadanos a la oración hasta que en el siglo XV1 el Obispo García de Haro lo convierte en residencia episcopal.
Se ha convertido en un espacio cultural imprescindible para todo tipo de visitante.
Consagrados a Apolo, Asklepeios e Higia -dioses de la curación, la medicina y de la salud, respectivamente- los Asklepeion era un conjunto arquitectónico sagrado formado por tres templos y altares en los que los enfermos, introducidos en la sala subterránea o incubatio durante la noche, recibían la revelación de los dioses para encontrar el remedio a sus dolencias.
Hubo un tiempo en el que los enfermos consultaban en sueños a los dioses. En los que una sala oscura, subterránea, servía de puerta semiterrena a los pacientes que, durante la noche, se mezclaban entre brumas para encontrar la solución a sus dolencias. En la antigua Roma el asklepeion servía de sanatorio y lugar ritual para los males, de lugar de curación del cuerpo a través de los vericuetos del alma. Los últimos hallazgos del yacimiento de la Casa del Obispo que demuestran que aquel suelo fue utilizado, durante el periodo romano, como hospital-santuario dedicado a la trinidad Apolo, Asklepeios e Higia.
"Me han mandado este correo y lo pongo en el blog porque el arte de Cádiz no se puede aguantar "
Al igual que los Catalanes ya tienen el suyo y con el derecho que nos pertenece, presentamos aquí el Estatuto de Independencia de la Ciudad de Cádiz.
"Cádiz, ejerciendo el derecho que le reconoce la Constitución que ella misma parió en 1812, manifiesta su voluntad de constituirse en Reino Independiente de Andalucía, región autonómica cuya Junta ha estado dándole por saco hasta este momento"
Titulo Preliminar. Disposiciones Generales.
Artículo 1.‑ Cádiz, Tacita de Plata, Cuna de la Libertad, es un Imperio, o por lo menos lo vale. Su sistema de Gobierno es la República.
Artículo 2. ‑ El Reino de Cádiz está compuesto por los territorios históricos actuales, de Cortadura al Faro Las Puercas, más los que se reclaman por razones de residencia de los gaditanos sin dinero para vivir en Cai‑Cai, y que son: Puerto Real, La Isla y Chiclana. Se Reclaman también los Territorios de Castellón colonizados por Gaditanos desde hace una década. Valdepeñas, que aunque es de Ciudad Real, es donde nos lo hemos bebido de entero y pleno ha sido aquí.
Artículo 3.‑ El escudo estará compuesto por lo que está compuesto y que Andalucía nos copió, "en Cádiz hay que mamar". Ya saben: Hércules con los dos leones que en Cádiz no tiene rima.
Artículo 4. ‑ El Himno de Cádiz, a diferencia de su vecina Ex‑Paña, tiene letra, y dice así: "Aaaaaaaaaquellos duros antiguos que tanto en Cai"....
Artículo 5.‑ Por el culo te la hinco.
Artículo 6 .‑ Serán ciudadanos de Cádiz todos aquellos nacidos en Cai‑Cai, en el Mora, en Residencia, en el Hospital de Puerto Real, en los territorios citados en el artículo 2, y en las posesiones de Ultramar, La Habana es Cai con más negritos, así como en los Ultramarinos de los chicucos. Los más jartibles serán considerados gaditas.
El Título Segundo no es menos intervencionista que el proyecto catalán. He aquí algunos de sus artículos:
Artículo 1. La moneda del Imperio es el Leuro, divisible a su vez en 100 séntimos. El pelote queda fuera de circulación.
Artículo 2 .‑ La unidad de medida es la Mijita de Freidor.
Artículo 3. ‑ El bastinazo es la medida de capacidad de asombro y de rechazo, al mismo tiempo.
Artículo 4 ‑ La república de Cádiz protegerá especialmente La Caleta, que es plata quieta, que quedará blindada para evitar su trasvase a las coplas de otros carnavales.
Artículo 5 .‑ Como hay quien dice que Cádiz no tiene fiestas, la Semana Santa, el Carnaval, Los Juanillos, Tosantos , las barbacoas del Carranza y el Corpus serán siempre festivos, por cohones, y el Lunes de Carnaval, Fiesta Nacional Gadita.
Articulo 6.‑ Los colores oficiales de Cádiz son el morao del pendón y me han dicho que el amarillo.
Artículo 7.‑ La comida nacional es la caballa asá, pero fuera parte tenemos los chocos de trasmallo, el bacalati con tomati, la priñaca, la ensaladilla pá cogé esconchones, el menudo, el montadito de pringá, y el arroz, que acaba de salir. La bebida nacional es el tinto de verano.
Artículo 8 ‑ Quedan prohibidas en todo el territorio las ferreterías y todo tipo de industrias del Bricolage.
Disposiciones adicionales.‑ Artículo Único.‑ El poder en la república de Cádiz emana del pueblo. Y como Cádiz tiene tantos pueblos que vienen a jalear al Real Madrid y al Barsa se nombrará presidente de la República al alcalde de Cádiz que tendrá que ser nacido en los territorios de Cádiz.
Que arte hay en Cái, pero cuanta guasa tenemos jajjaajajajaajajaja
El Museo Catedralicio ocupa la planta baja y primera con acceso, en la plaza de Fray Félix, s/n, por una portada de estilo manierista, adornada con puntas de diamante, que soporta el balcón con herraje de forja con el escudo catedralicio. Un largo zaguán, cubierto con artesanado de vigas y canes, sirve de entrada y recepción. A la derecha y en un hueco abierto, que muestra la mampostería de la torre, se expone una mediana escultura de alabastro, con restos de su dorado, de San Sebastián (siglo XVII). A continuación hay una placa metálica ("Sus Majestades los Reyes D. Juan Carlos y Doña Sofía inauguraron este museo y archivos catedralicios el día 8 de mayo de 2.000").
Una escalera nos introduce en la Sala de los obispos que, o se distinguieron por su contribución a la obra catedralicia, como Tomás del Valle, Fray Domingo de Silos Moreno, Fray Félix María de Arriete y Vicente Calvo, o fueron conocidos por su vinculación a la ciudad, como el arzobispo de Génova Bartolomé Zaporito, el cardenal Fernando Fernández de la Puente y JOsé María de Urquinaona, obispo de Barcelona ( pinturas de los siglos XVIII y XIX ).
En el Patio de la Casa de Termineli se visita la nueva Sala Romántica, donde se exhiben muestras de pintura religiosa del siglo XIX: San Hermenegildo y Santa Inés, de J. Payer en Sevilla, a mediados del siglo, Santa Filomena y Santa Isabel, obras de José Gutiérrez de la Vega, sevillano que pasó a Madrid como pintor de la Corte, donde realizó dichas obra hacia 1840, y el anónimo de San Fernando, cinco cuadros en total, donados por la familia Ruiz de la Puente. Completan la colección la Virgen con el Niño y Ángeles, de Juan José Urmeneta, y Aparición de la Virgen a San Ildefonso de Toledo, de José María Romero López, fechado en 1847, ambos académicos gaditanos, y el cuadro anónimo Virgen con el Niño, del siglo XVIII y muy murillesco.
El Patio Mudéjar es un espacio con luz tamizada por un toldo que nos invita a repasar el claustro inferior y superior de columnas de mármol, que sostienen arcos de ladrillos. Abajo y a través de un pasadizo metálico se descubren las ruinas romanas y medievales. En la crujía norte cuelga la pintura de escuela flamenca de la Expulsión de Agar e Ismael por Sara (siglo XVII) sobre el arca de hierro de tres llaves de la Contaduría del Cabildo. En la crujía de poniente se expone la impresión de las llagas de San Francisco, copia de la pintura de B. E. Murillo de los Capuchinos de Cádiz, hoy en el Museo de la ciudad, realizada por la académica Ana de Urrutia.
Por la crujía sur se ingresa a la Sal del Asalto, donde se encuentran la pintura y exvoto del saqueo de Cádiz por los angloholandeses comandados por el conde de Essex en 1596, la Cruz de Tablas con su lápida que nos habla que ante ella se dijo la primera misa de acción de gracias, una vez que incendió y abandonó la ciudad el enemigo el 16 de julio del citado año.
Cruzando el patio se sube a la planta del museo y se pasa a la Sala de Levante para contemplar los dos cuadros de la Anunciación de la Virgen y el arcángel Gabriel, de escuela barroca sevillana (siglo XVII), las tablas al óleo hispano-flamencas del Prendimiento de Cristo y la Coronación de espinas del siglo XVI, y los relieves manieristas de la Anunciación y la Adoración de los pastores de la escuela sevillana. En la Pared se halla el Crucifijo del Viernes Santo, óleo en madera chapada en ébano, excelente pintura de la segunda mitad del siglo XVII. Termina esta sala con la tabla bizantina de Michael Damasceno: San Juan evangelista dicta a Prójoros el evangelio del siglo XVI, depósito de la Fundación Fragela de Cádiz.
En la Sala de los Marfiles se exhiben el Crucificado del obispo Vera y Delgado, obra notable del escultor Pedro Muñoz, de finales del siglo XVIII, la Inmaculada Concepción, italiana de la misma época, una copia de la Vera Faz de Jaén enmarcada en filigrana de plata, los Patronos San Servando y San Germán, llamados vulgarmente los Chinos, de factura y arte hispanofilipinos, esculturas crisoelefantinas casi de tamaño natural, de mediados del siglo XIX y procedentes de Binondo (Filipinas), el Buen Pastor, lusoindio, y otros Cristos de diferentes estilos y épocas, como el atribuido a Alonso Cano, el flamenco, el barroco italiano y el filipino. Digna de admiración es la pequeña terracota de los hermanos García, artistas de la transición de los siglos XVI y XVII, que representan al Varón de los dolores.
En la Sala de los Diezmos se encuentran la Maqueta del Monumento de Semana Sana del arquitecto Torcuato Cayón (1780), las Tablas de los Diezmos (siglo XVII) con la Balanza y pesas de la Cerería del Cabildo, y los cuadros de la Gloria de ángeles, atribuidos a Murillo (siglo XVII), y la Aparición del Niño Jesús a San Antonio, del gaditano José García Chicano (Cádiz 1843), óleo en lienzo. En las paredes del claustro alto se hallan diferentes pinturas relacionadas con el estilo flamenco, el cuadro grande de la Anunciación con los cuatro Profetas, atribuido a Pablo Legot (Cádiz siglo XVII), San Juan Evangelista (siglo XVII), la pareja de San Pedro y San Pablo, de estilo de J. Ribera (siglo XVII), y varios floreros con la Asunción de la Virgen con guirnalda (siglo XVIII).
En la Sala de los Ternos, frente a una bella escultura marmórea de San Cristóbal, de escuela genovesa, se pueden ver los ornamentos más antiguos y ricos: el rojo de imaginería de San Pedro, del siglo XVI, el de los Patronos, obra toledana de brocado rojo sobre oro, de los tejedores Medrano, fechado en 1729, y el de flores del mismo siglo, regalo del obispo Tomás del Valle.
La Sala de la Inmaculada de la Contratación se llama así por la pintura que la preside, obra de Alonso Miguel de Tovar, formado en Sevilla y pintor de la Corte de Felipe V (1678- 1752) e influenciado por el arte de Murillo, pero se destacó por el dominio técnico y su carácter personal. Dos cuadros traídos de Nueva España ( México ), una Virgen Guadalupana, atribuida a Antonio Torres o a uno de sus discípulos con posterioridad a 1730, y la Inmaculada Apocalíptica (mediados del siglo XVIII) de Michael Cabrera acentúan la vinculación americana del Museo Catedralicio. Una variada serie de pinturas de formato menor, entre las que sobresalen una Sagrada Familia de la escuela del Correggio y un Crucificado sobre tabla de escuela sevillana (siglo XVII) atraen por su delicadeza o expresión el interés de esta sala. En una hornacina se exhibe una Inmaculada, escultura de mármol y de escuela genovesa, sobre una columna (siglo XVIII).
La Sala de las Custodias guarda el tesoro del Museo: la custodia del Gogollo, de principios del siglo XVI, de estilo gótico florido y atribuida a Enrique de Arfe, la del Millón, de sol y recamada con piedras preciosas y perlas, obra del orfebre madrileño Pedro Vicente Gómez de Ceballos (1721), y la de Ana de Viya, neogótica, adornado con pedréría y realizada por el gaditano Manuel Ramírez. El Cáliz gótico y la Cruz de los Juramentos, gótica y plateresca, son también dignas de admiracion como la gran Cruz procesional, de estilo plateresco, obra de Juan de Arfe. La Bandeja de Ágatas es una pieza curiosa, posiblemente, renacentista de origen italiano, regalo también del obispo Valle. Los dos armarios barrocos que guardaban las dos custodias más ricas, se encuentran abiertos mostrando su decoración interior de azulejos de Delft con historias bíblicas y escenas populares.
La Sala de la Plata es una muestra del siglo de Oro gaditano, el XVIII del comercio de América, con su conjunto de orfebrería y argentería de estilos barroco y neoclásico tanto de uso litúrgico (cálices, vinajeras, candelabros, incensarios, etc.) como profano ( escribanías). Los relicarios de plata y de talla de madera policromada llaman la atención por su variedad , sobre todo las dos cabezas de los compañeros mártires de la legión Tebana de San Mauricio, de estilo de Luisa Roldán ( siglo XVII ).
La Sala de los Libros de Coro, la última del museo, contiene la librería de los libros corales con ejemplares manuscritos en pergamino, y encuadernados en piel de becerro de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, con miniaturas y música de canto llano o gregoriano. Varios se muestran abiertos en vitrinas. En un rincón, con el fondo de mampostería de la torre se exponen dos temas carmelitas: la carta de Santa Teresa al cardenal arzobispo de Toledo Quiroga y lacabeza de cera de San Pedro de Alcantara, su director espiritual ( siglo XVIII ).
La escalera principal de la Contaduría se compone de anchos tramos y una meseta intermedia y se cubre con cúpula vaída decorada con franjas manieristas con la Santa Cruz en el centro, sobre pechinas. La Inmaculada Grande, pintura de estilo barroco castellano ( siglo XVII), atrae la atención por su riqueza de colorido y su abundante coro angélico con la simbología lauretana.
En 1618, necesitando disponer de un lugar más amplio para sus cultos se traslada a la ermita de San Roque, instalándose en una pequeña capilla que formaba una de las esquinas de la misma.
En 1624 se adquiere la talla del Cristo Yacente, y ante la imposibilidad de conservarlo con el decoro debido en la capilla de San Roque, se deposita en el Coro bajo del Monasterio de Santa María, de donde solamente se sacaba durante las celebraciones de la Semana Santa.
En 1632, con motivo de un incidente con las religiosas del convento de Santa María, Hernando de Pareja construye a sus expensas una modesta capilla en la ermita de San Roque, contigua a la sacristía, a la que se trasladan las imágenes de la Hermandad en 1640, una vez concluidas las obras. En 1662, ante el auge adquirido por la Cofradía se trasladan las imágenes al altar mayor.
Ante la inminente demolición de la ermita de San Roque para construir bóvedas para el alojamiento de las tropas, la Cofradía se traslada en 1750 a la iglesia conventual de Santa María, donde recibe en usufructo una capilla del Conde de Alcudia.
En 1846 surgen nuevas diferencias con las religiosas del convento de Santa María y se plantea el traslado de la Cofradía a otro templo más amplio. En 1857 se solicita al obispo Juan José Arbol el traslado a la Iglesia de Santo Domingo, traslado que no es aceptado por éste. El traslado es solicitado reiteradamente a los sucesores de Juan José Arbolí: Fray Félix María de Arriete y Llano y Jaime Catalá y Albosa, pero ambos vuelven a rechazarlo. Es Vicente Calvo y Valero el que por fin accede a la petición, con lo que el 24 de septiembre de 1893 la Cofradía se traslada a la parroquia de Santa Cruz.
En 1925, a instancias de la Junta de Gobierno de la Hermandad, se solicita nuevo traslado a la Iglesia de San Agustín, donde hacia varios años que se estaban celebrando sus Juntas y Cabildos, petición que es aceptada por el obispo de la diócesis don José María Rancés y Villanueva. En este lugar permanece hasta el 29 de marzo de 1926, en la que con la aprobación del entonces obispo don Marcial López Criado vuelve a establecer nueva y definitivamente su sede canónica en la iglesia de Santa Cruz, en la que radica en la actualidad.
En la antigüedad formaba parte de la Cofradía el cuerpo capitular de la ciudad.
Los Reyes Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y, actualmente, Don Juan Carlos I, figuran como Hermanos Mayores Honorarios.
En 1995 el Ayuntamiento concedió a la Virgen de la Soledad la Medalla de Oro de la Ciudad.
El Señor procesiona en una magnífica urna de plata realizada en 1865 por Manuel Ramírez, sobre diseño de Diego maría del Valle; tiene formas abultadas, con cristales parisinos, rematada por la Cruz adorada por dos ángeles genuflexos e iluminada por cuatro faroles. Este remate fue realizado gracias a la Reina Isabel II, quien una vez admiró esta obra y para que todo el conjunto estuviese realizado en plata, donó 120.000 reales de vellón.
Sin embargo, debido a los disturbios de 1936 la imagen, de indudable valor artístico, desaparece en un incendio que sufre dicho templo. Tras la Guerra Civil, y con una nueva imagen del Crucificado, realiza su primera salida procesional, ya desde su actual sede canónica.
El misterio que representa esta Cofradía es el momento en el que Cristo perdona al buen ladrón Dimas. La imagen del Señor es del escultor sanroqueño Luis Ortega Bru, siendo el último crucificado que realizara este genial imaginero, en el año 1980. El misterio lo completan la Virgen del Calvario y San Juan, obras del mismo Ortega Bru, de 1981, los ladrones y María Magdalena, realizados por el isleño Alfonso Berraquero en 1985, siguiendo el modelo diseñado por el maestro de San Roque para una Hermandad sevillana.
La imagen de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos la realiza el imaginero sevillano Francisco Buiza Fernández en 1980. Con ello, esta Cofradía cuenta con imágenes de dos de los más importantes imagineros del siglo XX: Luis Ortega Bru y Francisco Buiza Fernández.
Cabe recordar que la Cofradía contaba anteriormente con las imágenes (a excepción de los ladrones que se incorporan al misterio en 1985) realizadas por el imaginero gaditano Miguel Láinez Capote, siendo tallados los Titulares en 1936.
La Virgen procesiona en un paso con orfebrería en los respiraderos de Villarreal, los varales por Jesús Domínguez, la candelería, las jarras, la peana y los candelabros de cola en Orfebrería de Triana. El palio fue diseñado por Fray Ricardo de Córdoba centrándose en alegorías del Santo Rosario, fue bordado por Piedad Muñoz, siendo la Gloria central y los ángeles que se reparten en bambalinas y techo de palio obras de Luis E. González Rey, de 1996.
ESCUDO: Representa el momento iconográfico de su paso de misterio. Entre dos ramas de olivo se representa el monte Calvario con las tres cruces.
Túnica blanca con capa azul en ambos pasos, con antifaz azul en las secciones de Cristo y blancos en las de Virgen.
En Cádiz, la devoción a esta imagen se plasmaba alrededor de un cuadro, propiedad del matrimonio formado por Eladio Campe y Eloisa Martín, que favorecían esta devoción permitiendo el acceso a su domicilio de cuantos deseasen venerar la imagen.
Ante el aumento del número de devotos, se decide exponerlo a los fieles el primer viernes del mes de marzo de los años 1936 y 1937. En octubre de 1937 se celebra en la parroquia de Santa Cruz una novena ante el cuadro; dada la gran afluencia de fieles, y ante la creencia de que la imagen de Madrid había sido destruida durante la guerra, el matrimonio Campe decide encargar un talla a su cargo a imagen de la madrileña.
Este mismo año de 1937 se crea la Junta Organizadora de Cultos a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, estableciéndose en la parroquia de Santa Cruz.
En 1938, una vez realizada la talla, y autorizado su culto por el Vicario Capitular don Eugenio Domaica, sale por primera vez durante la Semana Santa, formando parte del cortejo del Santo Entierro.
En 1940 y 1941 hace estación de penitencia de forma independiente, aunque la iniciaba a las 15,00 horas. En 1942, y por circunstancias especiales, no procesiona. A partir de 1943 realiza su salida procesional a las dos de la madrugada del viernes Santo y rezando el Vía Crucis.
En 1950 se concede capilla propia en la iglesia de Santa Cruz.
En 1952 se aprueban los Estatutos de la Hermandad, congelados hasta entonces por no haber contado con capilla propia.
Es digna de mención la gran devoción que recibe este Cristo, manifestándose ésta, todos los años, el primer viernes de marzo, en el besapiés de dicha imagen.
En 1977 procesiona por primera vez la Virgen de la Trinidad.
Túnicas color morado con capirote de color blanco y cingulo amarillo.
Sede Canónica Parroquia de Santa Cruz
Imagenes
En el misterio procesionan junto al Señor las tallas de la Santa Mujer Verónica, que si bien en un principio era la que ejecutó José Bey (retocada por Láinez), actualmente procesiona una imagen realizada en 1999 por el imaginero gaditano Luis Enrique González Rey; y tres mujeres hebreas, realizadas por el mismo González Rey, que completan el misterio en el año 2001.
El paso de misterio sigue líneas barrocas, de madera tallada y sobredorada, realizado por Antonio Sánchez González en Sevilla, estrenándose en la Semana Santa de 1966. Lleva tallados y estofados los escudos de la Cofradía (que diseñara el doctor González García) en el frente; el de la Parroquia de Santa Cruz, su sede canónica, en la trasera, y en los laterales los de Sanidad Nacional, Enfermería, Ayudantes Técnicos Sanitarios, Odontología, Farmacia y Medicina. Se ilumina con cuatro faroles, también tallados y dorados, de sección cuadrada, y, además, con diversas tulipas que se disponen a lo largo del paso. En 2001 estrena los faldones, confeccionados en los talleres de la Cofradía en damasco y terciopelo morado.
La orfebrería del paso de palio es de metal plateado y repujado obra de Jesús Domínguez, adquirido a la Archicofradía de la Palma en 1978, y restaurado en 1986. El primer palio era de terciopelo azul marino, contando con una crestería repujada y flecos en oro, con una litografía en el techo de palio de la Virgen del Perpetuo Socorro. En 1997 estrenó un nuevo palio, de cajón, en terciopelo burdeos, bordada ya su bambalina delantera; sin embargo, por diversas circunstancias este palio tuvo que ser sustituido en 1999 por otro, aún sin bordar, también en terciopelo burdeos y flecos y caireles de hilo de oro, confeccionado en el taller de la Cofradía. En 1999 también se estrenan los faldones. La Virgen estrena manto de salida en 2002 en terciopelo azul marino, de los talleres del Sagrado Corazón de Cádiz. Este mismo 2002 la Cofradía inicia el cambio de la candelería del paso de palio, con piezas labradas en los talleres del orfebre Emilio Méndez, de Sevilla.
T Túni
Túnicas y capirotes negros, con cíngulo amarillo.
Enseres a destacar
Destaca el estandarte de la esta corporación nazarena realizado en los talleres de la Cofradía en 2000; el banderín de las Bodas de Oro (1996); la saya de la Virgen del citado taller (2000); el fajín en oro de la Virgen realizado por Pedro Utrera (2000); potencias en plata sobredorada del Señor (2000); cantoneras de la cruz del Señor (2002), realizadas en los talleres de Emilio Méndez.
Corona
Realizada por Jesús Samper en los años 70 en metal dorado. Presenta un canasto de profusa decoración vegetal, con óvalos, sin que ostente imperiales. La ráfaga tiene el interior muy decorado, destacando los motivos vegetales entrelazados y dos cabezas de querubines, con el escudo de la Cofradía en el centro. Al exterior luce los resplandores que portan dieciséis estrellas que disminuyen progresivamente de tamaño al acercarse a las sienes. Preside una Cruz sobre bola con pedrería verde y azul.
En 2002 los hermanos regalan a Mª Stma. de la Salud una nueva corona, realizada en alpaca sobredorada en los talleres sevillanos de orfebrería de Emilio Méndez.