SANTO ENTIERRO Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD
En 1618, necesitando disponer de un lugar más amplio para sus cultos se traslada a la ermita de San Roque, instalándose en una pequeña capilla que formaba una de las esquinas de la misma.
En 1624 se adquiere la talla del Cristo Yacente, y ante la imposibilidad de conservarlo con el decoro debido en la capilla de San Roque, se deposita en el Coro bajo del Monasterio de Santa María, de donde solamente se sacaba durante las celebraciones de la Semana Santa.
En 1632, con motivo de un incidente con las religiosas del convento de Santa María, Hernando de Pareja construye a sus expensas una modesta capilla en la ermita de San Roque, contigua a la sacristía, a la que se trasladan las imágenes de la Hermandad en 1640, una vez concluidas las obras. En 1662, ante el auge adquirido por la Cofradía se trasladan las imágenes al altar mayor.
Ante la inminente demolición de la ermita de San Roque para construir bóvedas para el alojamiento de las tropas, la Cofradía se traslada en 1750 a la iglesia conventual de Santa María, donde recibe en usufructo una capilla del Conde de Alcudia.
En 1846 surgen nuevas diferencias con las religiosas del convento de Santa María y se plantea el traslado de la Cofradía a otro templo más amplio. En 1857 se solicita al obispo Juan José Arbol el traslado a la Iglesia de Santo Domingo, traslado que no es aceptado por éste. El traslado es solicitado reiteradamente a los sucesores de Juan José Arbolí: Fray Félix María de Arriete y Llano y Jaime Catalá y Albosa, pero ambos vuelven a rechazarlo. Es Vicente Calvo y Valero el que por fin accede a la petición, con lo que el 24 de septiembre de 1893 la Cofradía se traslada a la parroquia de Santa Cruz.
En 1925, a instancias de la Junta de Gobierno de la Hermandad, se solicita nuevo traslado a la Iglesia de San Agustín, donde hacia varios años que se estaban celebrando sus Juntas y Cabildos, petición que es aceptada por el obispo de la diócesis don José María Rancés y Villanueva. En este lugar permanece hasta el 29 de marzo de 1926, en la que con la aprobación del entonces obispo don Marcial López Criado vuelve a establecer nueva y definitivamente su sede canónica en la iglesia de Santa Cruz, en la que radica en la actualidad.
En la antigüedad formaba parte de la Cofradía el cuerpo capitular de la ciudad.
Los Reyes Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y, actualmente, Don Juan Carlos I, figuran como Hermanos Mayores Honorarios.
En 1995 el Ayuntamiento concedió a la Virgen de la Soledad la Medalla de Oro de la Ciudad.
El Señor procesiona en una magnífica urna de plata realizada en 1865 por Manuel Ramírez, sobre diseño de Diego maría del Valle; tiene formas abultadas, con cristales parisinos, rematada por la Cruz adorada por dos ángeles genuflexos e iluminada por cuatro faroles. Este remate fue realizado gracias a la Reina Isabel II, quien una vez admiró esta obra y para que todo el conjunto estuviese realizado en plata, donó 120.000 reales de vellón.
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