Las sombras del amor prohibido
El Callejón del Duende debe su nombre, según la voz popular, a una relación amorosa que mantuvo un capitán francés con una gaditana
Cuenta la leyenda que durante la invasión napoleónica a España un capitán francés se enamoró perdidamente de una bella gaditana y ésta, que en un principio le siguió el juego para liberar a su novio, terminó por claudicar ante la pasión del galo. La pareja solía ser vista haciéndose arrumacos en un callejón que da a la calle Mesón, en el barrio del Pópulo, hoy denominado Callejón del Duende. «Una relación imposible que no tardó en ser descubierta por el pueblo de Cádiz, que no dudo en dar muerte a la traidora y a su amante. Desde entonces todos los días de los difuntos (1 de noviembre) los vecinos ponen unas velas rojas (las conocidas mariposas en Cádiz) en el mencionado callejón porque dicen que ven siluetas de los dos enamorados abrazados», explica Antonio Gallardo, el presidente de la Asociación
Otros gaditanos más antiguos, como Eduardo Lumpié, recuerdan que «aquel romance se inmortalizó en una película muda que pude ver de niño en un cine de verano».
Asimismo, cabe decir que el cantante jerezano David de María en su último disco Barcos de Papel dedica una emotiva balada al Callejón del Duende, una canción que lleva su nombre.
Piratas
«El Callejón del Duende, que comunicaba la salida del foso del circo romano con la calle Mesón, fue descubierto hace relativamente poco tiempo, concretamente cuando se inició la recuperación del monumento romano hará unos siete años», detalla Gallardo. Hoy permanece cerrado con el fin de preservarlo de posibles actos vandálicos. A través de una reja los visitantes pueden contemplar este rincón histórico para, transportándose en el tiempo, imaginar aquellas caricias entre estos dos amantes.
Actualmente, el Callejón del Duende es uno de los puntos turísticos de la ciudad que es visitado diariamente por grupos de escolares y en donde los profesores también hacen hincapié en que «los piratas también frecuentaron la zona para trapichear e intercambiar sus mercancías en la tradicional Posada del Mesón, en donde al igual que los franceses se alojaban y daban rienda suelta a su afición por el beber»,
Como se comenta es uno de los sitios turisticos de Cádiz y como se aprecia en la fotografía es lamentable la imagen que tiene
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