La aventura de Haynes parece que abrió los ojos a los inversores gaditanos surgiendo diversos intentos industriales con los que se pretendía sacar a Cádiz de la vida lánguida que llevaba.
En 1857, Juan Franco presentó unos proyectos para la construcción de un Astillero.
En 1865 Ricardo Lacassaigne inició la construcción de un muelle en los terrenos de la Punta de la Vaca que apenas duró cuatro años (el relleno de ese muelle fue el origen de todo; en ese lugar se asentó en primer lugar la Exposición Marítima de 1887 y después el astillero de Vea-Murguía).
En 1875 una Liga de Contribuyentes convocó un concurso para promover en la ciudad el mayor número posible de industrias, en especial la naval. De él nació, en terrenos del fuerte de San Lorenzo del Puntal, el muelle de hierro Viviegra-Valdés dedicado principalmente al embarque y recepción de carbón.
En 1879 la Sociedad Amigos del País organizó una Exposición Regional relacionada con la industria naval.
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