sábado, 26 de septiembre de 2009

SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE CÁDIZ





La ciudad de Cádiz es un municipio español situado en la provincia de Cádiz, en la comunidad autónoma de Andalucía , en el extremo sur de la Europa continental. Es la capital de la provincia homónima y una de las dos ciudades principales del área metropolitana de la Bahía de Cádiz-Jerez tercer núcleo poblacional de Andalucía y uno de los más activos económica e industrialmente, en Andalucía, España. Además, conforma junto a los municipios de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, San Fernando, Chiclana de la Frontera, Puerto Real y Rota la Mancomunidad de Municipios Bahía de Cádiz.

Es la ciudad más poblada de la Bahía de Cádiz,con 127.200 habitantes, y su economía está basada, principalmente, en el sector del comercio debido a la presencia de los astilleros y las actividades de la zona portuaria y de la Zona Franca. El otro sector base de la economía gaditana es el turismo, debido a sus playas, a las fiestas locales y al importante patrimonio histórico que posee.

Ciudad de indudable interés turístico por su larga e influyente historia, tratándose de la ciudad más antigua de Occidente, de más de 3.100 años, no sólo en el ámbito nacional sino también por su importancia en procesos como las guerras púnicas, la romanización de Iberia, el descubrimiento de América o la instauración del régimen liberal en España con su primera constitución Toda la ciudad alberga numerosas plazas, jardines, iglesias y otros emplazamientos que así lo recuerdan.


El conjunto formado por Cádiz y San Fernando está separado de la Península Ibérica por el Caño de Sancti Petri. Históricamente ha sido desde un pequeño archipiélago (llamado Gadeiras), a una sola isla, situación en la que se debate si se encuentra en la actualidad. Ésta particularidad hace que sea difícil definir su condición geográfica, aunque hoy día recibe un plan de tratamiento insular. Fue bautizada por Lord Byron como Sirena del Océano y se la conoce popularmente como la Tacita de Plata.[

jueves, 17 de septiembre de 2009

EXPLOSIÓN DE CÁDIZ



En estas imagenes se puede apreciar lo que vivimos los gaditanos en aquella trágica fecha


El día 18 de agosto del año 1947 explotó un polvorín de la Armada en Cádiz, España.

La magnitud de la explosión fue tal que el fogonazo pudo verse desde el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho (Ceuta). Se formó una nube de hongo visible desde toda la Bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla. El ruido de la explosión fue oído hasta en la propia capital hispalense.


A las diez menos cuarto de la noche del 18 de agosto de 1947, una detonación, provocada por unas 200 toneladas de trinitrotolueno, tiñó el cielo de un rojo intenso sobre la bahía de Cádiz, escuchándose una ensordecedora explosión que segó vidas sin distinción de edad ni sexo y destruyó viviendas de toda condición social.


La onda expansiva arrasó el barrio de San Severiano, la Barriada España, los chalets de Bahía Blanca, el Hogar del Niño Jesús (Casa Cuna), el campo de la Mirandilla, el sanatorio Madre de Dios, los cuarteles y los astilleros en los que se produjeron explosiones menores. En la Casa Cuna murieron muchos niños y hermanas de la Caridad.


En los edificios de los alrededores fueron sepultadas familias enteras. El centro histórico se salvó gracias a la Puerta de Tierra, muralla que en 1947 disponía de un solo vano, que pudo amortiguar el empuje de la onda y evitar así que los daños y las víctimas fueran mayores.


En un primer momento, las gentes del lugar corrieron hacia el cercano muelle creyendo que había volado el guardacostas "Finisterre", atracado con un cargamento de pólvora, pero se comprobó que estaba intacto. Entre la confusión, se corrió la voz por La Carraca de que lo que había volado había sido el crucero Méndez Núñez, hecho que pronto se desmintió.


La explosión había tenido lugar en una zona, entre Cortadura y las murallas de Cádiz, donde la Armada disponía de unos polvorines que contenían unas 1.600 cargas explosivas, minas en su mayoría y cargas de profundidad, pertenecientes a la Guerra Civil. Salvo 491 de ellas que no explosionaron, las restantes reventaron prácticamente al unísono, provocando la mayor catástrofe que se recuerda en Cádiz desde el maremoto de 1755.


Dichas minas y cargas de profundidad llegaron a Cádiz en el año 1943 desde Cartagena y fueron estibadas en dos almacenes próximos entre sí en las instalaciones de la Base de Defensas Submarinas de la Armada. Durante el traslado se observó que el estado de las mismas era preocupante, pues su aspecto exterior evidenciaba un gran deterioro, con pérdida de material y exudación.


Para hacer frente a la catástrofe, se envió desde la ciudad vecina de San Fernando un equipo de auxilio en el que figuraba un grupo del Tercio del Sur de Infantería de Marina.


Las fuerzas de la Armada, Ejército, Infantería de Marina y la Guardia Civil, fueron empleadas principalmente en tareas de recuperación de los cuerpos de los fallecidos, rescate y traslado de heridos a los puestos de socorro, desescombro de las ruinas en busca de víctimas, extinción de incendios y protección de las viviendas destruidas o abandonadas para evitar su saqueo.


Inicialmente, llegó a correr el rumor de una nueva explosión procedente de otro de los almacenes de minas que no había explotado, cuyo cobertizo y parte de las paredes habían desaparecido por efectos de la onda expansiva, surgiendo además en sus inmediaciones algunos focos de fuego. Un joven teniente de Infantería de Marina, Francisco Aragón Ruiz, para tranquilizar a sus hombres y mostrarles que ya no había peligro, se sentó tranquilamente en una de las minas sin estallar y encendió un cigarrillo con una cerilla que rascó sobre ella.


Las cifras oficiales, probablemente menores a las reales, estiman que hubo unos 150 muertos, entre ellos 25 operarios de astilleros, más de 5000 heridos y en torno a 2000 edificios dañados, de los cuales 500 quedaron completamente destruidos. Algunos edificios representativos de la ciudad, como la Catedral o el Gran Teatro Falla, sufrieron numerosos desperfectos. La zona de extramuros quedó demolida en su casi totalidad.


La versión de los distintos gaditanos entrevistados tras el suceso no coincide con dicha estimación, declarando que el número de víctimas, tanto mortales como heridas, fue mucho mayor que la cifra oficial.


Las principales industrias de la localidad quedaron arrasadas, como Gas Lebón o los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga. Las instalaciones militares de la Armada del barrio de San Severiano, origen de la explosión, y otros cuarteles militares, como los de la infantería en el cercano barrio de San José, sufrieron importantes daños causados por la onda expansiva.


Diversas infraestructuras quedaron muy maltrechas, interrumpiéndose todos los suministros básicos y las comunicaciones a excepción del tráfico por carretera hacia el exterior de la ciudad. La vía férrea desapareció en el tramo a la altura de la Base de Defensas Submarinas; los postes del tendido eléctrico salieron, literalmente, volando, y se produjo un apagón general. La red de suministro de agua reventó, dejando sin abastecimiento a toda la población, y lo mismo ocurrió con las líneas telefónicas.

lunes, 7 de septiembre de 2009

DE LA GUERRA CIVIL HASTA NUESTROS DÍAS





La Guerra Civil estalla el 17 de julio de 1936. Meses antes, en marzo, José López Pinto Berizo está en Cádiz como Gobernador Militar. Un mes después el militar Enrique Varela Iglesias (de San Fernando), lo tenemos en la ciudad. Ellos serán los que inicien la sublevación en Cádiz.

El 18 de julio las tropas nacionalistas están ya en Cádiz, sitiando la ciudad. En ella vemos tres focos de resistencia:

• el Paseo de Canalejas,

• el Ayuntamiento

• y Correos

En el barrio de la Viña y en Santa María se habían formado también algunos grupos de resistencia, levantándose barricadas. Lo mismo pasó en la calle San Juan y Prim, para proteger contra los falangistas a la Casa del Pueblo, en la calle Arbolí. Pero los ejércitos nacionalistas no abandonaron la ciudad y los focos de resistencia fueron cayendo uno a uno en menos de un día.


Días más tarde, el 27 de julio, León de Carranza llega a la ciudad y es nombrado Gobernador Civil y Alcalde.


El bando republicano sólo intentó ayudar a Cádiz una vez, el 8 de agosto, que fue bombardeada por el buque republicano Cervantes . Este bombardeo sólo ocasionó un muerto y algunos daños materiales.


Los fusilamientos de la guerra se realizaron en la Plaza de Toros, en los fosos de la Puerta de Tierra y en la valla del Hospicio.


En los primeros años de posguerra, ya con el Régimen Franquista, Cádiz y el resto de España pasa por la etapa de más pobreza de su historia, acentuado además por la autarquía política del Régimen de Franco y el bloqueo internacional.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

HIMNO DE CÁDIZ





El Himno de Riego tuvo letra desde su nacimiento en febrero de 1820, y fue adaptando muchas más a lo largo del tiempo. Su primer autor fue el compañero de Riego y figura relevante a lo largo del siglo XIX, Evaristo San Miguel. Asturiano como Riego, liberal y escritor.


Esta letra que ha llegado hasta nosotros, se encuentra recogida en el opúsculo que "el ciudadano Mariano Cabreriza dedica al ciudadano Riego y a los valientes que han seguido sus huellas", donde se recopilan una colección de canciones patrióticas de la época.


Existía otra letra de Alcalá Galiano que decía: "Patriotas guerreros/blandió los aceros". Según la maliciosa suposición de este último, a Riego no le gustó este texto porque su nombre no se mencionaba expresamente. En 1836 se escribió una nueva letra titulada La moderación.


Muchos años después, ya en vida de Baroja, un diario donostiarra reprodujo como auténtica la letra anticlerical que se hizo muy popular:


Si los curas y frailes supieran
la paliza que van a llevar
s"ubirían al coro cantando
libertad, libertad, libertad
".


Muy distinto es el caso del autor o los autores de la música. La mayoría de los historiadores, siguiendo a Mesonero Romanos, da como autor a don José María de Reart y Copons, militar heroico que había servido en el Ejército español y perdió una pierna durante la Guerra de la Independencia. Había nacido en Peronan en 1784 y muerto en Madrid en 1857. Parece ser que se sentía asombrado del éxito de su contradanza. Pero se ha atribuido a otros muchos autores. Así, Grimaldi, en la revista El Averiguador, de 1871, la atribuía al profesor don Manuel Varo, que la compuso en Morón y que era músico mayor de la charanga de la caballería que Riego llevaba en su columna.


Otra atribución de esta popular musiquilla aparece en la Historia de la Revolución española desde la Guerra de la Independencia hasta la Revolución de Sagunto, que dejó inconclusa Vicente Blasco Ibáñez. Aquí se dice que el autor musical del Himno fue un tal Gomis. Debe referirse con seguridad a José Melchor Gomis, músico mayor del regimiento de Barcelona y autor de óperas, que se trasladó a Madrid en 1820 como director de músicos de la Guardia Real.


Pero lo cierto es que el tal Gomis fue sencillamente el adaptador del himno para banda. Su autoría, en cambio, está clara en la ópera Riego en Sevilla, que fue repuesta en Barcelona en 1854. Pero no queda ahí la cosa. Adolfo Salazar, en su libro Los grandes compositores, dice que "entre los papeles inéditos de Barbieri se encuentra una carta en la que se da como autor del Himno de Riego a un tal don Antonio Hech, músico mayor del regimiento de Granada". El señor Hech, de origen suizo y llegado a España cuando la Guerra de la Independencia, habría escrito el himno en 1822, por lo cual recibió una recompensa de las Cortes que se trocó después en persecuciones. La proposición presentada a las Cortes en abril de 1822, para que se declarara oficial el Himno, no menciona a su autor. El acta dice que se trata de una marcha verdaderamente española.


Por si todo esto fuera poco, don José María Sans Puig, en un trabajo titulado Riego, un mito liberal, aparecido en Historia y Vida, añade que también al Himno se le da un origen anónimo. "Quien presencie las fiestas patronales de los pueblos del hermoso valle de Benasque, podría oír una típica y alegre danza popular llamada "ball de Benás"", cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. A esta música le acompaña el seco e insistente repiqueteo de unas castañuelas de madera de haya de gran tamaño.


Lo curioso es que cuando en el verano de 1939, los del valle de Benasque intentaron danzar su típica musiquilla, las autoridades franquistas se lo prohibieron, ya que les pareció totalmente el republicano Himno de Riego. Los del valle manifestaron entonces que ellos nunca bailaron el popular Himno, sino que, por el contrario, fue el famoso general asturiano el que había copiado y adaptado su música para servir a la revolución liberal.